"La creatividad es la inteligencia divirtiéndose" (A. Einstein)

viernes, 22 de agosto de 2014

COMPORTAMIENTO HUMANO


Era una mañana de primavera en toda regla: el sol brillaba con una fuerza que deslumbraba a todo aquel que miraba a un cielo con un azul intenso y limpio de nubes. Días atrás habían sufrido un temporal de frío, viento y lluvia que dejó la ciudad llena de cicatrices y de recuerdos de la naturaleza; árboles caídos, carreteras erosionadas y charcos que intentaban ser lagos salpicaban el paisaje urbano. Mirando por la ventana esa mañana, parecía que todo lo pasado los días anteriores era un pasaje de un libro de ficción.
Golpeando con el bolígrafo sobre la superficie de su mesa, miraba por la ventana con la melancolía propia de un preso. Había perdido la noción de los días ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Desde cuándo no salía? ¿Por qué seguía ahí? Con un suspiro que abarcó todo el aire de la pequeña habitación, despertó de sus pensamientos y siguió estudiando.

miércoles, 6 de agosto de 2014

PÉRDIDAS (el final)

 
El día transcurrió como uno más: llegó al trabajo, dejó que pasaran las horas de la mañana, atendió a algunos clientes, cerró al medio día para ir almorzar y para volver al cabo de un par de horas a su pequeña “cueva laboral”. Odiaba su trabajo. Cada día era una tortura levantarse porque sabía que tenía que volver a esa pequeña tienda de antigüedades que daba más penas que alegrías. Había sido una herencia familiar y, como era tan comprometida, se había hecho cargo de ella después de que su tía falleciera. Pero sólo ella sabía el error tan grande que había cometido. Había abandonado su sueño de ser enfermera para cuidar el legado familiar. Y no había obtenido ninguna recompensa. Sólo las telarañas que se formaban en los rincones y los números rojos a final de cada mes, eran los acompañantes de esa maldita aventura.
Cuando terminó su jornada laboral, activo la alarma de la tienda, echó la persiana metálica y se dirigió a su coche. Esa tarde había sentido los nervios propios de una primera cita, del primer día en un trabajo nuevo o los que sientes cuando te enfrentas a un examen importante. Y era lógico, después de un año volvería a estar frente a él. No sabía qué iba a decirle, ni cómo reaccionaría ni qué haría cuando llegara al lugar, pero tras doce meses sin él, su corazón le suplicaba verlo de nuevo. Mientras iba sumida en esos pensamientos, casi no se había dado cuenta que estaba llegando a su destino.

domingo, 3 de agosto de 2014

PÉRDIDAS (el inicio)


Abrió los ojos y sonrió. Era la primera vez que lo hacía en mucho tiempo y sintió como una extraña calidez le invadía el cuerpo y la impulsaba a salir de la cama. Cuando fue a incorporarse se dio cuenta que esa noche no había llorado; dos novedades en apenas diez minutos. Se apeó de la cama y se desperezó, sintiendo como cada hueso, cada músculo y cada sentimiento se estiraban y volvía a su estado original. Cogió la ropa que dejó preparada la noche anterior sobre la silla y se dirigió a la ducha. Le gustaba ducharse por las mañanas, le ayudaba a despertarse y a organizar mentalmente su día. Como ella decía “una ducha y un café son el mejor estimulante para enfrentarse a los males”.
Entró en el baño y abrió el grifo del agua caliente; mientras, se deshizo del pijama y dejó al descubierto su tímida desnudez. Tenía un cuerpo esbelto, con curvas, pero delgada, un pecho aceptable y una altura media. Aunque muchos le decían que era bonita, ella nunca se miraba en el espejo desnuda. Una adolescencia marcada por los insultos y las humillaciones (había sido una joven con más curvas que las demás y esta sociedad no perdona que seas diferente) la llevaron a olvidar su normalidad y a dejar de observar su reflejo natural. Cuando terminó de quitarse las capas de ropa, se sumergió bajo las cataratas que caían del grifo de la ducha.